Hay un instante en que la tierra respira, cuando la primera gota toca el suelo y el aire se llena de memoria. Un refugio de calma, de raíces y de lluvia lenta. Un lugar para detenerse, escuchar y volver a sentir. Muy pronto abrirá sus puertas. Hasta entonces, deja que el olor a lluvia te acompañe.
